28 de julio de 2008

Diferencia significativa.

El dinero es el eje de nuestra cultura, que muestra dos aspectos muy diferentes entre USA y Gran Bretaña.

16 de julio de 2008

La cultura de los chistes.

Los chistes son siempre irreverentes y maliciosos,
pero transmiten la sabiduría popular.
Escarbando un poco he recopilado unos clásicos.
Son chistes de siempre, que van mutando con los tiempos.

Está Jesús con sus discípulos en la Última Cena. Después de hincharse de comer, se piden unos güisquis, empiezan a liarse unos porritos de marihuana...En fin, una juerga buena. A todo esto, se pone Pedro a hacerse unas rayitas de cocaína y cuando Jesús va a esnifar la primera, estornuda:
-¡Atchísssss! (Toda la coca se esparce por el aire).
Le grita Judas indignado:
-¿Veis?. ¿Es para matarlo, o no es para matarlo?.

Esta San Pedro en el cielo y llaman a la puerta:
-TOC TOC.
-¿Quién es?
-San Antonio.
-Vale, pasa.
-TOC TOC.
-¿Quién es?
-San Nicolás.
-Vale, pasa.
-TOC TOC.
-¿Quién es?
-San Miguel.
-Vale tronko, pues deja dos cajas.

Jesús llama a sus discípulos a una junta de emergencia por el alto consumo de drogas en la Tierra. Después de mucho pensar llegan a la conclusión
de que lo mejor es probar la droga ellos mismos y despues tomar las medidas pertinentes.
Se decide que una comisión de discípulos baje al mundo y
consigan diferentes drogas para probar.
A los dos días empiezan a llegar:
* Soy Pablo.
* ?Que traes Pablo?
* Traigo hachís de Marruecos.
* Muy bien, entra.
* Soy Marcos
* ¿Que traes Marcos?
* Traigo marihuana de Jamaica.
* Muy bien hijo, entra.
* Soy Mateo.
* ?Que traes Mateo?.
* Traigo cocaína de Colombia.
* Muy bien hijo, entra.
* Soy Juan.
* ¿Que traes Juan?.
* Traigo speed de Amsterdam.
* Muy bien hijo, entra.
* Soy Judas.
* ¿Que traes Judas?.
* ¡¡A LA GUARDIA CIVIL!! ¡¡HIJOS DE PUTA!! ¡¡TODOS CONTRA LA PARED!!

¿Por qué Cristo no toma M&M's?.
- Porque se le escurre todo por el agujero de la palma de la mano.

Jesucristo en la última cena:
-Pedro tú me negarás, Judas tú me venderás. Mateo tú me meterás los dedos en mis heridas...
En esto se levanta Juan y Jesús le pregunta..
-¿Juan, a donde vas?
-A cenar en la barra, ¡¡¡que con tanta gentuza no ceno en esta mesa!!!

Esta Jesucristo crucificado en lo alto del monte, cuando grita:
-Hijos de puta, cabrones. ¡Crucificarme a mí!. So gilipollas, que voy a resucitar y os voy a matar uno por uno, comepollas...
En esto que salta un discípulo:
-Jesús, que llega la COPE.
-Hermanos, caéis en el pecado, pero yo os perdono.....

9 de julio de 2008

Tiempo y lugar para el escepticismo.







Durante el reinado del terror de la Revolución Francesa, una mañana las ejecuciones comenzaron con tres hombres: un rabino, un sacedote católico y un escéptico racionalista.


El rabino fue el primero en subir al patíbulo. Allí, frente a la guillotina, le preguntaron si quería decir sus últimas palabras. Y el rabino gritó al público, “Creo en el único y verdadero Dios, y él me salvará”. Tas eso, el verdugo lo colocó en posición bajo el filo, ajustó la presa sobre su cuello, y tiró de la cuerda para liberar la cuchilla del terrible instrumento. La pesada hoja cayó hacia abajo rasgando el aire. Pero entonces, de manera abrupta, se paró con un “crack” apenas a unos centímetros del cuello del condenado. Tras esto el rabino exclamó: “Os lo dije”.


“¡Es un milagro!” gritó la multitud. Y el verdugo no pudo sino estar de acuerdo, por lo que dejó libre al rabino.


El siguiente en el orden del día era el sacerdote. Cuando le pidieron que dijera sus últimas palabras declaró: “Creo en Jesucristo, padre, hijo y espíritu santo, el cual me rescatará en mi hora de necesidad”. El verdugo lo colocó en posición bajo el filo. Tiró de la cuerda, y de nuevo la cuchilla cayó hasta que sonó un “crack” y se detuvo muy cerca de su objetivo, como en la anterior ocasión.


“¡Otro milagro! Susurró asombrada la multitud decepcionada. Y el verdugo, por segunda vez, no tuvo más opción que liberar al condenado.


Ahora le llegaba el turno al escéptico. “¿Cuáles son tus últimas palabras?” le preguntaron. Pero el escéptico no les oía, simplemente miraba atentamente al ominoso instrumento mortal, parecía perdido. Entonces el verdugo le golpeó en las costillas y la pregunta volvió a oírse, tras lo cual respondió el hombre.


“Claro, ya veo el problema”, dijo el escéptico señalando triunfante al lugar concreto en el que se detenía la cuchilla. “¿Ves ese engranaje?, está obstruyendo el recorrido de la hoja ¡justo aquí!”


Gracias a Maikelnai por la traducción de atheistalliance.